Fase 1. Adecuación a los indicadores y objetivos en materia de género de los acuerdos de asociación y los programas operativos
Resulta importante garantizar que las solicitudes de proyectos con arreglo a cada uno de los Fondos especifican de qué forma el proyecto abordará las brechas de género existentes o las necesidades específicas de las mujeres y los hombres en el ámbito de intervención. Las autoridades de gestión pueden apoyar a los solicitantes de proyectos de los modos siguientes:
proporcionando información sobre los indicadores y los objetivos de género definidos en el acuerdo de asociación y en los programas operativos;
ofreciendo otra información relacionada con el género específica del contexto que sea pertinente para las convocatorias de propuestas;
ofreciendo información sobre cómo deben incluirse aspectos relativos a la igualdad entre hombres y mujeres en la solicitud, y cómo se evaluarán dichos aspectos; y
velando por que los solicitantes dispongan de la información y de la capacidad necesarias para llevar a cabo un análisis de género en el ámbito de intervención.
Fase 1a. Realizar un análisis de género
El objetivo de la realización de un análisis de género[1] consiste en determinar las desigualdades y las diferencias entre mujeres y hombres en toda su diversidad, así como en establecer las razones que explican dichas desigualdades. Para realizar un análisis de género, conviene seguir los siguientes pasos:
Es decir, estadísticas que reflejen adecuadamente el grupo destinatario, desagregado por mujeres y hombres. Debe incluir datos sobre las características pertinentes, como la edad, la raza, el origen étnico, la ubicación, el nivel educativo, el empleo en diferentes sectores, el espíritu empresarial en distintos sectores, los niveles salariales, la utilización del tiempo u otras cuestiones pertinentes.
Una vez recogidos y presentados, los datos deben clasificarse primeramente realizando un desglose por sexo. Por ejemplo, al recopilar y analizar datos sobre «jóvenes» o «personas mayores», estos grupos destinatarios deben estar clasificados por sexos.
Además de los datos cuantitativos sobre características específicas, el análisis tiene que tener en cuenta los datos cualitativos sobre las experiencias de vida de las personas. Esto incluye considerar la forma en que las mujeres y los hombres utilizan los servicios de manera diferente, así como los recursos que deberán asignarse para abordar estas diferencias. Por ejemplo, los espacios públicos son utilizados de distintas maneras por las diferentes personas: mujeres de edad avanzada, hombres de edad avanzada, mujeres jóvenes, hombres jóvenes, niñas y niños, progenitores y cuidadores, personas que se desplazan para ir a trabajar, etc. El uso de los espacios públicos depende de factores como su sexo, edad, ubicación, etc. Pero también depende de otros factores, como el nivel de ingresos, las fórmulas de trabajo y cuidado de los niños y niñas, la hora del día, etc. Un análisis de género debe adoptar una visión general de lo que una serie de datos indica sobre la vida cotidiana de las personas.
El uso de datos procedentes de diversas fuentes ofrece una comprensión más profunda de las diferencias entre hombres y mujeres, de las necesidades de las personas y de las realidades que estas viven. Deberán consultarse tantas fuentes como sea posible, como estudios o consultas locales, subnacionales y nacionales, datos de oficinas estadísticas, trabajos académicos, informes sobre implementación de políticas, y combinar o triangular los datos de estas fuentes.
La falta de datos desglosados sobre características clave, como el sexo, la raza, el origen étnico, la edad, las discapacidades, etc., se considerará una deficiencia. En los informes y los objetivos del proyecto deberá hacerse hincapié en la necesidad de mejorar los datos.
Una vez que se disponga de los datos desagregados necesarios para tener una idea clara del grupo destinatario, deberán utilizarse estas preguntas clave para comprender mejor algunas diferencias clave entre mujeres y hombres y analizar las razones de estas diferencias:
¿Qué diferencias hay entre la participación de las mujeres y de los hombres en el mercado laboral? ¿En qué ámbitos profesionales predominan las mujeres o los hombres?
¿Cuáles son las diferencias en los niveles de ingresos de las mujeres y de los hombres? ¿Hay diferencias significativas en relación con cuántas mujeres y cuántos hombres trabajan a tiempo parcial? ¿Hay más mujeres que hombres que tienen más de un trabajo a tiempo parcial?
¿Qué información nos ofrecen los datos sobre el uso del tiempo o los servicios sobre el modo en que los hombres y las mujeres utilizan su tiempo? ¿Qué información extraemos de estos datos sobre las lagunas en los servicios locales por lo que respecta a la disponibilidad y los horarios?
¿Hay más mujeres que hombres que cuidan de los hijos y las hijas y de otros miembros de la familia? ¿Qué grupos de edad entre las mujeres y los hombres prestan más cuidados de forma no remunerada? Por ejemplo, ¿las mujeres más jóvenes se encargan más de cuidar a los hijos y las hijas que los hombres? ¿Los hombres de mayor edad dispensan cuidados a sus cónyuges? ¿Qué servicios pueden apoyar a personas diferentes en estas funciones y mejorar su bienestar?
¿De qué modo las infraestructuras y las soluciones de TI ayudan a abordar las presiones que suponen los cuidados, a crear capacidades y a aumentar las oportunidades de empleo?
¿Qué consecuencias tienen las respuestas a estas preguntas en el grupo destinatario, el mercado laboral o el proyecto?
Tener en cuenta sus opiniones a la hora de desarrollar propuestas para el proyecto y de diseñar proyectos. Entre otras preguntas de consulta útiles cabe mencionar:
¿Cuáles son las realidades vitales, las expectativas y las necesidades del grupo destinatario?
¿Son distintas para las mujeres que para los hombres?
¿El proyecto previsto aborda las necesidades tanto de las mujeres como de los hombres? ¿Tiene en cuenta sus diferentes intereses, funciones o roles y posiciones?
¿Cómo puede contribuir mejor el proyecto a satisfacer las necesidades de las mujeres y los hombres?
Al plantear estas cuestiones, deberán considerarse las desigualdades entre mujeres y hombres en el acceso a los recursos (trabajo, dinero, energía, salud, bienestar, seguridad, educación-conocimientos, movilidad, tiempo, etc.) y en el ejercicio de los derechos fundamentales (derechos civiles, sociales y políticos) en función de su sexo o debido a las funciones que se les atribuyen (roles de género).
Utilizar datos de ámbito nacional, regional o local, encuestas sobre el uso del tiempo u otras fuentes de datos.
Cabe realizar la siguiente pregunta:
¿Qué diferencias hay entre las mujeres y los hombres en el ámbito de intervención del proyecto? ¿Hay patrones específicos de género? ¿Las normas y las expectativas son diferentes en función del género?
¿Cuáles son las razones que explican estas diferencias o patrones de género? ¿Cuáles son las consecuencias para los grupos destinatarios, el mercado laboral y la ejecución del proyecto?
Fase 1b. Establecer indicadores y objetivos específicos de género
El análisis de género permitirá obtener sólidos conocimientos de las diferencias entre hombres y mujeres, sus distintas necesidades y los patrones de género. Estos patrones y diferencias identificadas deberán relacionarse con los objetivos del acuerdo de asociación, el programa operativo, así como los objetivos nacionales o subnacionales de igualdad de género. ¿Cómo afectarán estas diferencias y patrones a la posibilidad de alcanzar los objetivos del Fondo?
Utilizando las conclusiones del análisis de género, deben elaborarse objetivos e indicadores de proyecto específicos en función del género. Esto significa velar por que los objetivos del proyecto contribuyan a lograr las metas relacionadas con la igualdad de género dentro del ámbito de intervención. Tal y como se ha indicado, los objetivos del proyecto deberán adecuarse a los objetivos nacionales y subnacionales en materia de género.
Los objetivos relacionados con la igualdad de género del proyecto deben adaptarse al ámbito de intervención y formularse a modo de objetivos de impacto, participación y rendimiento o impacto relacionado con la igualdad de género. La pregunta clave que cabe responder es la siguiente: ¿Qué aportaciones puede y debe realizar el proyecto a la promoción de la igualdad de género en el ámbito de intervención?
Los indicadores de proyectos sensibles con respecto al género[2] nos permiten medir cambios en las relaciones entre mujeres y hombres, así como cambios en su estatus, necesidades o situación, en el contexto del proyecto o actividad. Los indicadores sensibles al género, como medida de transformación social y del rendimiento/eficacia de los proyectos, pueden describirse en los siguientes términos:
la calidad que se ha de alcanzar;
la cantidad de algo que se ha de alcanzar;
el grupo destinatario afectado por el proyecto o que se beneficie de él; y
el plazo de tiempo previsto para alcanzar los objetivos del proyecto.